Parashá Shevou'oth
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En el Monte Sinay, Yahuah habló la Diez Devarim (Palabras) y posteriormente las entregó a Moshé escritas en tablas de piedra. Es consistente que cientos de años después, y durante el derramamiento del Ruaj haKodesh en el Templo, Yahuah «entregara» la Toráh en ¡tablas de carne! Es decir escrita en los corazones de su pueblo.
Lo cierto es que a partir de allí surgió una generación de seguidores del Camino, que eran celosos de la obediencia a la Toráh tal y como Yahusha les había enseñado. No. Ellos no abandonaron la Toráh; por el contrario, la redescubrieron en medio del océano de reglas que enseñaba el judaísmo como añadiduras innecesarias y que ahogaban a la gente. Yahusha había venido para rescatar la pureza de la Toráh, para modelar cómo obedecerla y cómo ser libres de las religiones creadas por hombres que solo cargan la vida la gente, facilitando su manipulación y explotación.
¿Qué son los Diez Mandamientos?
Esta pregunta tiene múltiples respuestas; a continuación algunas de ellas:
- Son el reflejo del carácter de nuestro Padre y Creador.
- Son «los titulares de los capítulos» del resto de la Toráh.
- Son el resumen de los votos matrimoniales entre Yehováh y nosotros su pueblo.
- Son sus instrucciones para que podamos establecer relaciones sanas y fructíferas con Él, con nuestros semejantes y con la Creación sobre la cual nos ha puesto como administradores.
- Son la esencia de la Constitución del Reino de los Cielos. Al igual que los países y reinos tienen una Constitución que gobierna la vida de sus ciudadanos o súbditos, las Diez Devarim gobiernan las vidas de quienes somos parte del Reino de Yahuah.
Una forma de Celebrar Shavuot
Visto lo anterior, ¿no te parece que dedicar un buen tiempo para leer y meditar en esas Diez Palabras y en el resto de la Toráh es lo mejor que podemos hacer ese día? De hecho, muchos de nuestros hermanos de Yahudáh hacen una vigilia desde que inicia el día de Shavuot al caer el Shabbat y pasan anoche leyendo y reflexionando en la Toráh, particularmente en el libro de Devarim (Deuteronomio). Ahora bien, si no te animas a hacer la vigilia, por lo menos emplea parte del domingo, leyendo y meditando en ese libro.
La Toráh ordena que ese día, se deben presentar ante Yahuah, en el Templo en Yerushalayim, dos panes amasados con la harina recién cosechada, como ofrenda mecida delante de Él. Pero ante la imposibilidad de hacerlo, podemos al menos preparar los dos panes para hacer memoria de este mandamiento y orar en gratitud por la generosidad incesante de nuestro Padre para con nosotros sus hijos. Conversa con Él, agradécele, deléitate en su Palabra y renueva tu compromiso de obediencia como una expresión de tu amor.